Menú  
  Principal
  Contacto
  Jovenes de la Parroquia
  Club del Monaguillo
  Oración del Monaguillo
  Partes que debe saber un Monaguillo
  El papa a los Monaguillos
  Punto de encuentro
  Foro
  Noticias
  Fotos de Monaguillos
  Algunos casos milagrosos de la Virgen del Pilar
  Himno de la Virgen del Pilar
  Oraciones a la Virgen
  Videos
  Misterios del santo rosario
  Oraciones
  angelus
  musica
  Horarios de Misas
Algunos casos milagrosos de la Virgen del Pilar
Algunos casos milagrosos.

Miguel Juan Pellicer natural de Calanda (Teruel) más conocido como el “Cojo de Calanda”, sufrió un accidente al volcarse el carro que conducía, cargado de trigo, lo que le provocó tan graves heridas en la pierna derecha, que sufrió gangrena, por la que le tuvieron que amputar el miembro inferior en el Hospital de Gracia de Zaragoza, amputación efectuada por el Licenciado Juan de Estanga, ayudado por Diego Millaruelo y Juan Lorenzo García, en el mes de octubre del año 1637. Dicha pierna amputada fue enterrada en el cementerio del hospital.

Al abandonar el centro médico Miguel Juan, imposibilitado para seguir trabajando, tuvo que resignarse a pedir limosna en las puertas del templo del Pilar. Fue entonces cuando comenzó a asistir diariamente a misa y a comulgar con frecuencia, al tiempo que una fe, cada vez mayor, le llevaba a suplicar a la Virgen la “devolución” de su pierna. El joven se ungía el muñón de la pierna amputada con el aceite de las lámparas de la Basílica.

Retornó a su casa de Calanda y en la noche del 29 de marzo de 1640, estando en la cama y antes de quedarse dormido, una vez más había estado rogando a la Virgen del Pilar por su curación. Hacia las once de esa misma noche, los padres de Miguel entraron en la habitación del hijo al percibir que de allí venía “una extraña fragancia”, “un olor suave y desacostumbrado”; a la luz de un candil y con la natural sorpresa y estupor pudieron contemplar que Miguel tenía nuevamente restituida la pierna que le había sido amputada.

El 5 de junio de 1640, abierto el proceso canónico correspondiente, el arzobispo de Zaragoza don Pedro Apaolaz Ramírez dictó la siguiente sentencia el 27 de abril de 1641:

“Decidimos, pronunciamos y declaramos que a Miguel Juan Pellicer, natural de Calanda, de quien en este proceso se trata, le ha sido restituida milagrosamente su pierna derecha, que antes le habían cortado y que tal sustitución no ha sido obrada naturalmente, sino prodigiosa y milagrosamente; debiéndose juzgar y tener por milagro, por haber concurrido en ella todas las circunstancias que el Derecho exige para constituir un verdadero milagro, como por el presente le atribuimos a milagro, y por tal milagro lo aprobamos, declaramos y autorizamos”.

Este es el milagro más sorprendente de la Virgen del Pilar, absolutamente verificado. Tan cierto, tan comparable, y, sobre todo, tan espectacular que se le califica como el “milagro de la resurrección de la carne”. El Cabildo entregó a Su Santidad Juan Pablo II una edición facsímil del Proceso del excepcional milagro.

En la Basílica del Pilar se encuentra un gran lienzo de Bernardino Montañés, titulado “Milagro de Calanda”. Debajo tiene la siguiente inscripción: Por intercesión de Nª. Sª. del Pilar se le restituye a Miguel Juan Pellicer, natural de Calanda una pierna que hacía 2 años y 5 meses se la habían cortado. Sucedió este portentoso milagro en dicha Villa la noche del 29 de Marzo del año 1640”.

También figura un fresco de R. Stolz que representa el momento de la curación. Una de las calles que bordea el templo se llama “Calle del Milagro de Calanda”, en memoria del sobrenatural suceso.

Dentro de los prodigios y milagros, se explica que el 12 de octubre de 1492, salieron unos destellos luminosos desde el templo del Pilar que guiaron a Cristóbal Colón a descubrir las tierras americanas.

Otro caso, este más reciente, ocurrió durante la Guerra Civil española. Pasadas las 2 de la madrugada del día 3 de agosto de 1936, el trimotor ‘Fokker’ pilotado por el alférez republicano Manuel Gayoso Suárez, arrojó tres bombas de 50 kg cada una sobre la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, pero ninguna hizo explosión.

Una de ellas se clavó en la calle, a unos pasos del templo, y después de levantar unos adoquines, dejó en el pavimento la silueta de una cruz.

Las otras dos cayeron sobre la Basílica: una atravesó el techo dando en un nervio de la bóveda de descarga de la cúpula de la Santa Capilla. La otra dio en el mismo marco dorado del fresco “Adoración del nombre de Dios”, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en la bóveda del ‘Coreto’, frente a la Santa Capilla de la Virgen.  Los daños causados fueron más de índole artístico que materiales, ya que estos dos artefactos tampoco llegaron a explosionar.

Las dos bombas, restauradas y niqueladas se exhiben en una pilastra de la Santa Capilla, con una leyenda que dice: “Dos de las tres bombas, arrojadas contra el S.T.M. DEL PILAR, el día 3 de agosto de 1936”.

 

 

 
   
Hoy habia 2 visitantes (3 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis